Los días van pasando,
y luego de mi grata estadía al borde del rio Ganges, decido que ya es momento de ir cambiando de
país, el monzón poco a poco consolida su presencia en la región, y esta vez si
tendré que llegar a Nepal sin distraerme en el camino, un cambio en mi forma de
viajar, esta vez parto con una nueva amiga Elsa, y que pese a que no cuenta con
una bicicleta coordinamos lo suficiente para poder viajar juntos, así tomamos
algunos trenes que nos llevaran hasta Gorakhpur, para que desde esta ciudad
fronteriza nos dispongamos a poner por primera vez un pie en territorio
nepalés, el puesto fronterizo es como
cualquier otro, una oficina de cada lado del país, pago respectivo de visas, y
una nueva cultura se ofrece a nosotros por el espacio de solo un mes, nuestra
primera escala turística es el poblado de Lumbini, uno de los lugares mas
sagrados del Budismo, ya que es en esta localidad en donde yace el lugar de
nacimiento de Buddha. Y en donde la mayoría de países que practican esta
religión han construido un complejo de monasterios, museos y centros de
meditación, haciendo de Lumbini un espacio para conmemorar la paz mundial, una corta estadía de 2 noches en el
monasterio coreano fueron suficientes para impregnarse del paisaje , los
templos y ambiente que aquí reina,
siempre acompañado de los cuarenta y tres grados centígrados que hacen
de nuestra visita algo mas “placentera”; si bien disfrutamos mucho del nuestra
estadía en la zona sur de Nepal, el calor y la promesa de montañas nevadas nos
hace mirar en dirección de Pokhara, uno de los destinos obligados del país, en
donde la cadena montañosa de los Himalayas se reflejan sobre el espejo del lago
del cual se beneficia la ciudad, pero
claro eso es lo que dice el Lonely
Planet, a nosotros mas que todo nos toca un lindo lago y la cadena montañosa de
los Himalayas que se muestra misteriosa tímida detrás de una cortina de nubes.
Pese a eso los días son sumamente agradables
escapadas en bicicleta para bañarse en el lago, descubrir los restaurantes mas péquenos
alejados de la ciudad y del mercado turístico de masas, con el cual solo
hacemos las paces al momento de escoger un lugar donde desayunar , y tener un
verdadero desayuno con sabor a casa.
Pokhara es el punto en donde se puede apreciar las montañas
que hacen soñar solo con su nombre, y en este caso no es el Everest, sino los
Annapurnas los que me quitan el sueño, y
así entre sueños y una cortina nebulosa en descenso logramos ver la cima en
cola de pescado , de una montaña que se sumerge entre el cielo y las
nubes, creando olas de nieve y remolinos
de admiración a más de ocho mil metros de altura es imposible no inmutarse ante
tan grande belleza natural.
Una idea me viene a la cabeza, luego de haber paseado por
los Book shops de la ciudad, idea que nace al ver un mapa titulado “Cycling
around Annapurna” no lo pienso mas
tomo mi ejemplar y lo estudio en el hotel, esta decidido, me iré pedaleando
hacia las montañas, preparo a Dharma y
me aseguro de llevar lo indispensable , pese a mis restricciones en cuanto a
equipaje, salgo cargado de aprox 15 kilos de equipaje, entre carpa , saco de
dormir, y los enceres necesarios para un periplo de esta envergadura, y de esta manera me embarco en dirección
hacia las montañas, el primer día de
ruta es el mas sencillo, pero la primera noche me hace acordar que estamos en
pleno Monzón, y gracias a la hospitalidad de unos jóvenes footbolistas paso la
noche en una casa , al abrigo de la lluvia y el viento. Mis anfitriones me
tratan con especial atención, entre sonrisas y frases no del todo comprendidas,
les hago saber mis intensiones sobre dar la vuelta a la cadena montañosa de los
Annapurnas, a lo que me responden con
una verdadera cara de estupefacción, por momentos creo que he dicho algo que no
debía, pero pronto me manifiestan que mi proyecto es imposible en esta época
del año debido a las lluvias ,
mencionándome que aun trekeando es algo duro de realizar en estos
meses, pues ahora una duda se antepone
ante mi entusiasmo y espíritu aventurero,
el día siguiente mientras decido hacer una de bicitaxi llevando a mi anfitrión a su colegio
aprovecho para investigar mas sobre el tema en Internet, y pronto me doy cuenta
que los testimonios de la gente que hicieron este tipo de tour lo hicieron en
la época seca, con Sherpas que portaban las bicis y equipo adicional por muchos trayectos y con bicicletas de
montaña. Con una bici de ruta, y 15 kilos de equipaje y en solitario veo que
podría poner en riesgo mi integridad física, y no sin tristeza decido dar
marcha atrás a mi empresa. Mi premio consuelo, serán unas noches de descanso en
uno de los lagos cercanos a Pokhara, vista del amanecer sobre esta masa de agua
desde la cama, baños despertinos y
vespertinos, y paseos por poblados
pintorescos, después de todo no está mal.
Los días siguen
pasando para todos, y Kathmandu aun está
a mi espera, tengo otro mapa bajo la manga “ Cycling araound the Kathmandu Valley. Esta vez no
habrá pierde, no habrán senderos lodosos a mas de 5000 metros de altura, ni
lluvias torrenciales durante la noche, esta vez todo se pondrá de mi parte para
descubrir esta mítica región de Nepal.
Pues no hay tiempo que perder, a ponerse en ruta, y apenas acumulado los primeros kilómetros de
mi salida de Pokhara , hago un encuentro inesperado, Ella canta el himno
peruano con acento francés, el es la cabeza de un dragón de mas de 90 kilos
impulsado por pedales, son Claire Marie y Rhapael, un joven matrimonio francés que realizan su
viaje de luna de miel a bordo de un Tandem (bicicleta de dos asientos),
salieron de Francia y están dando la vuelta al mundo. Al fin unos colegas
cicloviajeros que tienen el mismo norte, en esta oportunidad la ruta es
escenario de intercambio de experiencias,
consejos de ruta, campamentos y conversaciones que solo los cicloviajeros
saben disfutar. 290 kilomentros de
intercambios sobre la ruta mas peligrosa
de la región en donde los accidentes de transito se cuentan por docenas cada
dia, a lo largo de la pista quedan los vehículos tendidos inmovibles
testigos del peligro que circula en
cuatro ruedas, la seguridad que se siente de tener la vida en las propias manos
es como diría el comercial de mastercard “no tiene precio” y del mismo modo no tiene precio el recorrer
los valles de Nepal sobre dos ruedas y a ritmo Humano, unos días de carretera y
Kathmandu muestra su cara, ente lluvia, Contaminación , sonrisas y templos.
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