Ya
son casi 20 días desde que ingrese a este país que no estaba previsto visitar,
pero que ha sido una gran sorpresa, si bien cuando uno quiere adentrarse en el
país debe tomar las carreteras las más pequeñas y en este caso hay que definir
lo que es una carretera pequeña, pues aquí en Laos, quiere decir aquella en la
que uno puede circular solo en temporada seca, ya que están labradas en la
tierra , siempre serpenteantes y ondulantes, que ofrecen en muchas
oportunidades mucha resistencia a ser circuladas, son incontables los metros
que he tenido que bajar de la bicicleta para empujarla cuesta arriba ya que las
piernas sobre los pedales tienen un límite, pero estas carreteras están
rebosantes de verdor, y de gente cálida y sonriente, y así como son incontables
los metros de empinadas colinas, también son incontables los metros en que he
sido acompañado por los niños que al ver llegar a un ciclista apresuran por
llegar al borde de la ruta para dar un buenos días y una sonrisa, esto es
felizmente lo que hace que a uno le den más ganas de seguir adelante, desde que
empecé mi recorrido en Laos me he regalado muchas noches acampando, sea a borde
del río Mekong, o en algún terreno de cultivo de algún local, en donde plantar
la carpa significa descanso e independencia, bañarse en los ríos no solo quita
la sal del cuerpo sino que quita la fatiga de la mente, realmente una
experiencia ser un cicloturista en Laos. durante este transcurso llegamos a la
antigua capital del país Luang Prabang una ciudad colonial inundada de templos,
procesiones vespertinas de los monjes por sus estrechas calles, y rojos
atardeceres al borde del río acompañado de un buen jugo de frutas, además de
haber disfrutado de la herencia culinaria francesa, así como las especialidades
locales, especialmente sus pasteles dulces hechos de "steaky Rice"
bañados den crema de coco y envueltos en una hoja de banana, lamentablemente
les quedare debiendo la foto de estos mangares. pero bueno también hay que
comentar de las experiencias en los buses locales, como el que nos trajo el día
de ayer a la capital Vientiane, al cual abordamos al memento de cruzar en un
ferry el río Mekong, en donde un local nos decía en inglés "the bus is
full " claro habría que haberle puesto más atención, pero mientras el
barco va cruzando el río, nosotros nos encontramos subiendo las bicicletas y
las alforjas en la parte del techo, una vez todo acomodado en el trecho entro
en el bus para descubrir que todo el pasadizo está lleno de sacos de azúcar,
los cuales están siendo usados como asientos , así que imitando a los locales,
me apropio de un saco de azúcar y moldeo mi anatomía en el saco para que el
trayecto de 12 horas se haga más llevadero, pero en vano, estos tipos de
recorridos son los que hacen más duro al viajero.
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Las fotos de Viky
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