10 nov 2009

Same same but Different

Shangri-La es un lugar ficticio descrito por James Hilton en 1933 en su libro "horizontes perdidos" descrito como una cuidad mística en un valle rodeado de montañas en donde se encontraría el paraíso en así, entonces si en Sudamérica se sueña con El dorado, aquí es Shangri-la el motivo de los sueños de los viajeros, desde entonces muchos países asiáticos han cambiado de nombre a algunos poblados pretendiendo que en esta localización se encuentra el paraíso, claro para suerte de los viajeros tendremos un paraíso en cada país, a mí me toco conocer el paraíso al Noroeste de Yunnan, y vamos a decir que el paraíso se encuentra a más de 3500 metros sobre el nivel el mar, en las primeras horas de las mañanas en este paraíso la temperatura desciende mientras que los cantos de los monjes tibetanos se elevan desde sus maravillosos monasterios para calentar el espíritu, plegarias por la paz y la buena fortuna se confunden entre los ruidosos murmullos de los turistas, en las calles de este paraíso, abundan las tiendas de Suvenires, para aquellos peregrinos que queremos tener un recuerdo de este paso por la mística Shangiri-la. los ángeles llevan trajes multicolores tienen la piel dorada por el frio y el sol altiplánico, todos ellos vuelan sin restricciones hacia el Potala en donde se sienten en casa, las cumbres de las montañas se encuentras vestidas de plegarias multicolores escritas sobre banderas que son recitadas por el viento mientras acaricia el paraíso, las nubes ahumadas purifican el espíritu y los templos. En el monasterio de Songzanlin se respira un aire digno de cualquier del cielo, los monjes animan la desértica vida de sus callejuelas, dentro de sus edificaciones, imponentes y magnificas estatuas de Budha reciben conjuntamente los rezos de los fieles y las explicaciones mantricas mil veces recitadas de los guías turísticos que conducen a los turistas dentro de los templos durante el día, pero al llegar el atardecer sus techos se iluminan de oro, sus calles lucen mendigas de pasos, sus muros despiden brillantes colores, y desde la cima de la colina se ve un cielo azul acompañado de plegarias despegar desde el paraíso hacia la inmensidad.


Si bien este punto será lo más cerca que estaré de Lasha este año y de repente todo este viaje, el solo hecho de pasar un par de días envuelto en el espíritu y la cultura del Tíbet me ha dado grandes satisfacciones, ahora tengo que concentrar mis plegarias en la carretera y el camino a Laos de donde seguramente les escribiré el próximo post.

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