Shangri-La es un lugar ficticio descrito
por James Hilton en 1933 en su libro "horizontes perdidos" descrito
como una cuidad mística en un valle rodeado de montañas en donde se encontraría
el paraíso en así, entonces si en Sudamérica se sueña con El dorado, aquí es
Shangri-la el motivo de los sueños de los viajeros, desde entonces muchos países
asiáticos han cambiado de nombre a algunos poblados pretendiendo que en esta localización
se encuentra el paraíso, claro para suerte de los viajeros tendremos un paraíso
en cada país, a mí me toco conocer el paraíso al Noroeste de Yunnan, y vamos a
decir que el paraíso se encuentra a más de 3500 metros sobre el nivel el mar,
en las primeras horas de las mañanas en este paraíso la temperatura desciende
mientras que los cantos de los monjes tibetanos se elevan desde sus maravillosos
monasterios para calentar el espíritu, plegarias por la paz y la buena fortuna
se confunden entre los ruidosos murmullos de los turistas, en las calles de
este paraíso, abundan las tiendas de Suvenires, para aquellos peregrinos que
queremos tener un recuerdo de este paso por la mística Shangiri-la. los ángeles
llevan trajes multicolores tienen la piel dorada por el frio y el sol altiplánico,
todos ellos vuelan sin restricciones hacia el Potala en donde se sienten en
casa, las cumbres de las montañas se encuentras vestidas de plegarias
multicolores escritas sobre banderas que son recitadas por el viento mientras
acaricia el paraíso, las nubes ahumadas purifican el espíritu y los templos. En
el monasterio de Songzanlin se respira un aire digno de cualquier del cielo,
los monjes animan la desértica vida de sus callejuelas, dentro de sus
edificaciones, imponentes y magnificas estatuas de Budha reciben conjuntamente
los rezos de los fieles y las explicaciones mantricas mil veces recitadas de
los guías turísticos que conducen a los turistas dentro de los templos durante
el día, pero al llegar el atardecer sus techos se iluminan de oro, sus calles
lucen mendigas de pasos, sus muros despiden brillantes colores, y desde la cima
de la colina se ve un cielo azul acompañado de plegarias despegar desde el paraíso
hacia la inmensidad.
Si bien este punto será lo más cerca que estaré
de Lasha este año y de repente todo este viaje, el solo hecho de pasar un par
de días envuelto en el espíritu y la cultura del Tíbet me ha dado grandes
satisfacciones, ahora tengo que concentrar mis plegarias en la carretera y el
camino a Laos de donde seguramente les escribiré el próximo post.
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