15 ene 2010

Perdido y encontrado



Después de haber pasado unos días de montaña decido que es tiempo de hacer una pequeña pausa en el viaje y que unos días de total descanso me caerían bien, así que pongo mi atención en la bahía de Tailandia, al sur de Camboya, en donde existen playas de reputada belleza. así que luego de haber conquistado las montañas me decido bajar a las playas, esta vez no será a bordo de la bicicleta tragando polvo, será en un bus con aire acondicionado hasta la capital, en donde pase un par de días antes de ir en busca del océano, viendo los mapas locales decido dar una oportunidad mas a las carreteras de este país, y me embarco sobre Dharmachakra en dirección de Kapot, pero pronto me encuentro con una carretera en construcción y muy traficada, mi memoria guarda muy fresco lo que significa este tipo de carreteras, paro al borde de la pista, me tomo un coco, descanso un poco, y monto en una combi llena de locales que le dejara en el destino programado ahorrándome un día de estadía en estas pistas, desde este punto retomo la bicicleta en dirección de las playas, así que decido echar un vistazo a la reserva natural de Ream, al borde de la playa, luego de preguntar por la playa más recóndita, y luego de recorrer una pista de 6 Km. de arcilla y arena, llego a lo que fue mi pequeño paraíso durante 5 noches, una playa desierta, de arena blanca rodeada de la flora y fauna del parque nacional, y digo es aquí que me quedo, empujando la bicicleta sobrecargada a lo largo de la playa hasta encontrar mi base, un pino de una ventena de metros y no antes de un baño en el océano  instalo la carpa y la hamaca que me acompaña desde el sur de Laos, así paso los primeros dos días al abrigo de este árbol, lecturas en la hamaca, baños varios desde el amanecer a la puesta de sol en una playa de la cual soy la única alma, si no contamos a las numerosas águilas que por momentos me dan sombra durante mis baños, al cabo de 3 días se acaban mis provisiones y me digo de ir a la ciudad turística para pasar unos días, desmonto el campamento y dejo la playa, pero al cabo de 6 Km. encuentro un mercado que me permite tirar por la borda mi visita la industria turística de las playas de Camboya, me abastezco de cuanto puedo para pasar 2 días más en esta playa, doy media vuelta, y me regalo tres días , dos noches de este pequeño paraíso. En que los días desde mi hamaca empiezan con el sol naciente a mi siniestra y el poniente a mi diestra, fogatas nocturnas a ritmo de la música del mundo. Lecturas arrulladoras, y experiencias como chef de un restaurante para sobrevivientes de un naufragio.



Luego de cinco días en este paraíso me dirijo a conocer Sihanucville, la ciudad turística rodeada de bellas playas desbordadas de gente, restaurantes, abuelos sonrientes llevando de la mano a sus bellas conquistas de 20 años, el mercado del sexo y la industria del turismo. el más grande placer que me ofrece esta ciudad es mi reencuentro con el agua dulce. así bronceado y dejando atrás la arena y el sol, me dirijo sin escalas a visitar el complejo de templos de Angkor . Con el mejor espíritu y la mayor de las disposiciones.



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1 comentario:

antito dijo...

Guau!!!! brunito me quede perdida flotando en esa historia, esa hermosa playa de tailandia.....imagino el agua del mar calientisima........ que rico!!!!!!